MY FAVOURITE CORNER


Hola soy Lady Groupie, un personaje de ficción, creado por Tais uno de los colaboradores del Fanzine tan esperado todos los meses, el mes pasado por motivos médicos pude estar en la reunión del Creatura a la que habitualmente no puedo acudir ya que vivo algo lejos del O´connell, una vez allí me pedí un zumo de tomate con sal y pimienta. Junto a mi estaba sentado Neil Young tomandose un bourbon.
–tu eres Lady Groupie ¿no?
- Si Neil, soy yo- le dije-
- Tus compañeros Creaturienses te esperan en la parte de abajo.
- Muchas gracias, allí iré entonces.

Allí me notificaron que este mes era el Bizarro y que nos teníamos que intercambiar los artículos de todos los compañeros, por lo que me tocó este Rincón Favorito de muchos lectores, por ello os voy a contar un relato que me encontré en un libro de Mitologías del Mundo, de las que soy fanática, se trata de uno de mis favoritos, espero que os guste y estar a la altura de Victor.

Los Hijos de calabaza

Los mitos de Fuxi y Nugua también aparecen en las tradiciones orales de los miao y yao del sur de China, por lo general de una forma mucho más vivaz y completa que las versiones escritas de los chinos han. Os ofrezco una versión abreviada de la leyenda de fuxi y Nugua tal como cuentan los yao de la provincia de Guizhou.

Un día de verano hace mucho tiempo, un hombre trabajaba en sus campos cuando oyó el retumbar lejano de un trueno. Mandó a casa a sus hijos, un chico y una chica, y colgó una jaula de hierro bajo el alero del tejado. Al poco se puso a llover con tal fuerza que el hombre cocuyo un tridente afilado, como los que usan para atrapar tigres, abrió la puerta de la jaula y montó guardia frente a la casa.
De repente brilló un relámpago y restalló un trueno, y de las nubes descendió el dios del Trueno, empuñando una enorme hacha. El hombre arremetió contra el dios, lo insertó en el tridente y con un solo movimiento lo metió en la jaula y cerró la puerta. Una vez apresado el dios del trueno cesó la lluvia y amainó el viento. A la mañana siguiente el hombre fue al mercado a comprar hierbas y salsas para escabechar al dios cuando lo matara y les dijo a sus hijos que bajo ninguna circunstancia le dieran agua mientras el estuviera ausente. En cuanto se hubo marchado, el dios del Trueno pidió tan lastimosamente una gota de agua que los niños accedieron a sus ruegos. El dios se reanimó y escapó de la jaula. Para recompensar la bondad de los niños se arrancó un diente y les dijo que lo plantaran en la tierra, porque si no se destruiría y se marchó. Los niños plantaron el diente y al cabo de unos minutos se convirtió en una calabacera que unas horas después empezó a dar una calabaza. Volvieron las lluvias y las aguas cubrieron la tierra. Al regresar a casa del mercado, el hombre les dijo a los niños a que se metieran en la calabaza y él construyó un barco, en el que subió al firmamento para rogar al Señor de los Cielos que parase el diluvio. El Señor de los Cielos atendió su petición y le ordeno al dios del Agua que detuviese la lluvia. Ansioso por obedecer, el dios del Agua puso fin a la inundación tan deprisa que el barco del hombre se estrelló contra la tierra y murió. Sin embargo, los niños continuaron a salvo en la calabaza y fueron los únicos supervivientes del diluvio.
No se conocen los nombres originales de los niños, pero a partir de entonces se les llamó Fuxi (que significa botella de calabaza). Vivieron juntos muy felices y cuando crecieron el joven sugirió que se casaran. La muchacha no parecía muy dispuesta, porque eran hermanos, pero dijo que aceptaría si su hermano la perseguía y la atrapaba. El chico lo consiguió, se casaron, y su hermana se cambió de nombre por el de Nugua, palabra que también significa calabaza o melón.


Más adelante, Nugua dio a la luz una bola de carne. La cortaron en trozos y subieron con ellos por la escalera que lleva al cielo. Un golpe de viento dispersó los trozos de carne por toda la tierra, y allí donde aterrizaron se conviertieron en personas; así fue como volvió a existir la humanidad.

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