POESÍA EN LOS BARES CINCO: DESTROYER -GSÚS BONILLA

Tangible es lo que se puede tocar, palpar; para el caso que nos va a ocupar, este término es perfectamente aplicable, aunque creas, que si de lo que voy a tratar es de poesía, no pueda ser el apropiado; te aseguro que si como yo, presenciaste alguna de las cuatro ediciones anteriores que este Fanzine que tienes en tus manos organizó, bajo el epígrafe de: POESÍA EN LOS BARES, con El Kebran, como maestro de ceremonias, te resultará muy difícil encontrar otro adjetivo para calificar a estos eventos evitando una comida de pollas, muy dadas en este mundillo de colegueo y compadreo, y ser ecuánime a la hora de mostrar una opinión, que es lo que se me ha pedido, y más si tienes en cuenta, que participé, alguna vez que otra, en los mismos; y seguiré -si es, también, lo que se quiere de mí- colaborando, participando… Decía que, o debería haber empezado por, una noche cualquiera de barra de bar como lo únicamente preciso para el atrezzo, si acaso un micrófono también, en un intento de que la voz llegué un poco más allá de las primeras filas, y sin olvidar, a modo de desengrasante, una guitarra que pause los poemas y recupere al poeta para alivio del espectador y éste aproveche para el trago; poco más es necesario para el planteamiento. Luego, individuos dispuestos al verso y con las palabras de punta para el desenlace; el final lo decidirá el público asistente, mediante el aplauso o la indeferencia, el silencio o la sonrisa. Y todas estas sensaciones se pueden notar claramente. El calor, el frío, son tangibles. Pasa que, y no sé porqué (bueno, sí lo sé, no hace falta ser muy hábil para saberlo), en cualquiera de los POESÍA EN LOS BARES celebrados hasta la fecha se da el milagro de la amistad y la comunión entre uno que pasaba por allí, otro que no sé qué, el público asistente, autores, y demás fauna; es decir, el buen rollo ulula por cualesquiera de los locales en el que se celebra el evento; si bien es verdad, que en alguno de los pasados, y transcurrido el acontecimiento, la sonrisa se tornó quebrada, y se masticó la tensión del ambiente, pero todo siempre dentro del ámbito de lo esperado, pues como en el dicho, pa gustos los colores. Hablando de gustos, percibo el sabor por lo autentico de El Kebran -perpetrador necesario de estos eventos- a la hora de confeccionar los carteles, en su imagen-diseño, así como en la gran variedad de poetas y propuestas de los mismos para los recitales; también en los músicos. Olores, sabores; perfectamente se puede hurgar en estos años pasados y ver la pluralidad de discursos en las propuestas poéticas, con el plus de lo contemporáneo, difícilmente de hallar en otro evento de similares características. Así pues, de ese guiso el siguiente plato. No obstante, el amigo Kebran hila…o mejor dicho, visualiza en su reducto de fogones y calderos, pues es ese refugio el que le permite que su estómago no le chille; aunque el alma, es otra cosa, y esto si que duele cuando grita; para acallarla, él sabe, que hay que hacerlo empezando por la piel, por eso, con delicadeza, manosea lo que será un próximo POESÍA EN LOS BARES; la quinta edición está preconcebida y bautizada como DESTROYER , y ya se puede palpar lo que trae consigo.
Gsús Bonilla

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